lunes, 16 de junio de 2008

Cacerolas eran las de antes

La olla tradicional argentina que históricamente era cocinada en las plazas para apalear el estómago sufrido de las clases trabajadoras ahora se sacude a latigazos como método de protesta.
Los canales de TV han decidido modificar sus programaciones para retratar el quilombo que anda haciendo la gente en esta friísima noche de junio.
Y a pesar del frío terrible siguen renegando.
Desde San Pedro, por supuesto, vimos de cerca el barullo porque somos conscientes que la gente a la que vimos protestar en las rutas pueden ser cualquier cosa menos millonarios. Son todos trabajadores y en muchos casos, los propios peones (literalmente, la gente que trabaja con ellos) decidieron acercarse al asadito común para apoyar a los chacareros.
Cuando leo en foros el menosprecio a la gente de campo, tratando de ignorantes a los campesinos que conocieron una fama repentina que no buscaban en sus discursos naturales y sin mayor sentido político que el de defender su propia pecunio, entiendo la división que el gobierno intenta crear: es más fácil inculpar a gente bonachona, inocente y trabajadora que a las medidas equivocadas del gobierno.
Las retenciones a las exportaciones le cuestan a nuestro pueblito de 60.000 habitantes, unos 150 millones de pesos, lo que nos daría un nivel de vida cercano a Suiza si todo el país aprovechara el momento y trabajara la tierra con la habilidad de nuestros chacareros. Pero como de ese dinero casi nadie puede completar los trámites requeridos para que se los devuelvan y como toda coparticipación el estado nacional tira 40 millones de pesos a la Municipalidad (teniendo en cuenta que las retenciones son solamente uno de muchísimos impuestos que nos cuelan a diario) lo poco que queda nos deja, con suerte, en el nivel de vida de una aldea nigeriana luego de una horda de macheteros matando padres de familia.
Ante la ignorancia de las personas que todavía creían que la economía argentino había florecido, esta situación confirma que solamente la producción de alimentos goza de buena salud y genera ganancias para todos, pero principalmente para el estado que gracias a la sangría al campo pudo mantener al dólar en el piso e incluso hacerlo bajar utilizando las reservas internacionales.
Una ridícula actuación del gobierno se plantea para el miércoles, a pesar de los nada preparados movimientos populares, en las que otros millones de pesos del pueblo van a ser gastados en la movilización de miles de empleados de los cabecillas locales afines al gobierno. ¿Cuántos ñoquis hay entonces en este país? Si se realiza esa "muestra de fuerza" podremos sacar la cuenta. ¿Cuánto ganan esos imbéciles por aparecer en cámara insultando a los pacíficos manifestantes que sólo quieren que haya comida en el supermercado?
Ya no queda nafta, harina solamente de baja calidad, leche en cartón y de pedo...
Y solamente se necesita una pequeámarcha atrás que haría alegrar a todos, de ambos bandos: volver atrás con als retenciones móviles que, de hecho y calculadas sobre la ganancia real y no el bruto como se calcula, dejarían una rentabilidad máxima del 10 por ciento a una persona que, como pasó este año, si lo agarra una sequía tienen que meterse las naranjas en el culo de tan chiquitas. Porque acá no hay solamente soja. Eso ponen los de afuera que vienen a hacer negocios rápidos. Entérense de quienes son los principales terratenientes de la ciudad y lo que ponen en el suelo.
San Pedro tiene rindes excelentes de todo y la soja hace mierda el suelo. ¿Por qué no poner cultivos de mejores variedades? En unos años ya no habrá duraznos, naranjas ni ciruelas; solamente la de las verdulerías. Ese es el pretexto para quedarse con toda la ganancia que genera la soja por parte del gobierno. ¿No se puede hacer más rentable el cultivo de otras variedades? ¿De alguna? ¿Quién se beneficia del quebranto de los pequeños chacareros?
Fácil: los terratenientes. Los mismos sindicalistas y empresarios que vinieron a comprar todo llevando el precio de la hectárea a ridículos 60 mil pesos o más.
Manga de hijos de puta.

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