viernes, 19 de diciembre de 2008

Los Rengos y la Oktoberfest

Alguien pospuso la fiesta de la cerveza alemana y trajo a una orda de mamados que, con el pretexto de escuchar a La Renga en San Pedro, convirtieron un cuarto de la ciudad en un urinario público.
Toda esta molestia hubiera sido fácilmente evitable utilizando algún campito con infraestructura, como el aeroclub o el predio de las picadas, el de las carreras de galgos o de las domas. Pero metiéndolos en el centro de la ciudad terminamos perdiendo todos los que tenemos negocio a la calle.
Acá el Sábado no entró ni una corriente de aire. Los únicos que andaban en la calle eran los mismos borrachos pidiéndole hielo a todo el que se les cruzaba.
De los que bajaban en la terminal uno por medio llevaba un bolso y el otro una cubetera (o conservadora, heladerita o al menos un melón para que les mantenga el vino un poco más frío) y todos ellos ya llegaban paseando al mono y corriendo al chancho engrasado.
Seguimos esperando que llueva para que se borren las últimas huellas del vómito y para que nos olvidemos lo mal que la pasamos 25.000 locales para que se diviertan otros tantos llegados de afuera.
Lo único bueno es que no hubo violencia, lo cual es fácil teniendo en cuenta que todos nosotros nos corrimos del camino de estos pibes al ver el primer metro cuadrado de tatuajes tumberos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

¡Infeliz! ¿Natividad?

Como método para disfrutar la navidad del este 2008 recomendaremos algunas cosas:
1- Olvidarse del precio de los alimentos del año pasado: todo cuesta el triple (aunque la inflación anduvo por el 10 por ciento anual, aunque parece que nadie se enteró),
2- No coma ni beba en exceso; ni moderadamente; no coma. Ni beba.
3- Fíjese que en los lugares donde siempre se venden juguetes, como en Casa Tita o en Casa Tita 2, los aumentos son enormes y hasta absurdos: remarcaron hasta los profilácticos para que la gente no pueda ni culear tranquilo en navidad; pero en las casas de electrodomésticos los precios son muy inferiores; y con planes de pago largos los insumos costarían lo mismo que al contado en las jugueterías. ¡No sea boludo! Lo de que no sea boludo es en otro orden de cosas.
4- Armar completo el arbolito sale un ojo de la cara: use los discos vírgenes que quemó el infeliz de su hijo para decorar una rama de pino afanada. ¡No sea boludo! Perdone que insista con esto pero me parece que usted no se aviva más.
5- Lo único que no se fue al carajo es el turrón de maní. Ya sé que con los dientes postizos no puede masticar; pero ¿para qué mierda compró la licuadora? ¡No sea boludo! Perdone si lo ofendo pero me parece que no me está prestando atención.
6- Simule un ataque de hígado así si usted casi no come ya el presupuesto se reduce en un 20 por ciento; si su mujer le hace la gamba ya estaremos en un 40 por ciento. Y si su hijo se agarra un soberano pedo en alguna despedida de año y queda amarillo como cajero de supermercado (¿ya son 8 los súper chinos?) entonces gastará lo mismo que el año pasado y le podrían quedar como 200 pesos para comprarle un regalo a su mujer. ¿O acaso ya no quiere que la patrona le tire un petardo navideño? ¡Mantenga vivo el sexo en su casa, antes que la bruja vuelva a contratar al jardinero para que le rellene el pavo! ¡No sea boludo! Lo suyo ya es abusivo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Et Reventé de caleur


El fin de semana largo sirvió para sacar la bikini del ropero, agarrar el bronceador y recagarse de calor en la vereda de la casa, mientras mosquitos agazapados detrás de las macetas esperaban que bajase el sol.
Con los huevos paspados porque de la pelopincho jamás pasamos a la toalla y ponerse talco cada vez que salimos es engorroso y hace barro blanco, decidimos refrescarnos tomando un licuadito de banana, pero por "la calor" la leche venía media chota y la cagadera resultante significa que el diario del Domingo va a ser leído hasta los clasificados y que cuando se termine el papel higiénico, la verdad se va a ensuciar con heces humanas.
El tío, claro que sí, aprovechando que no trabaja, decide encarar un tonel de cerveza negra y, de la tranca, se le baja la presión y se cae en el natatorio pegando con los dientes en el borde metálico. La tía (ver foto) trata de rescatarlo y se zambulle desde la reposera. Jamás despega del suelo y la pobre silla queda finita como masa de pizza a la piedra. Entonces tu primo, gordo pero todavía con algo de movilidad, le saca el corcho a la pileta y se empieza a vaciar en el suelo, inundando la cocina y el cuarto de lavar la ropa, mientras el bebé de una prima lejana empieza a llorar desconsoladamente por algo totalmente ajeno al evento principal.
Por fin, tu viejo se despierta entre el alboroto y pide silencio, así que el problema se da por terminado y el tío saca turno desde ahí con un cuñado que es dentista y que se está cagando de risa sentado en una silla de plástico a la que le tiemblan las patas, clavándose la bombilla del mate en el paladar a cada risotada.
Para vos las cosas están fenómenas porque durante las últimas 3 horas lo único que hiciste fue mirarle el ojete a tu otra tía, que es lesbiana, tiene solamente 3 años más que vos y se parte de fuerte.
Capaz que ahora llueva.