lunes, 8 de diciembre de 2008

Et Reventé de caleur


El fin de semana largo sirvió para sacar la bikini del ropero, agarrar el bronceador y recagarse de calor en la vereda de la casa, mientras mosquitos agazapados detrás de las macetas esperaban que bajase el sol.
Con los huevos paspados porque de la pelopincho jamás pasamos a la toalla y ponerse talco cada vez que salimos es engorroso y hace barro blanco, decidimos refrescarnos tomando un licuadito de banana, pero por "la calor" la leche venía media chota y la cagadera resultante significa que el diario del Domingo va a ser leído hasta los clasificados y que cuando se termine el papel higiénico, la verdad se va a ensuciar con heces humanas.
El tío, claro que sí, aprovechando que no trabaja, decide encarar un tonel de cerveza negra y, de la tranca, se le baja la presión y se cae en el natatorio pegando con los dientes en el borde metálico. La tía (ver foto) trata de rescatarlo y se zambulle desde la reposera. Jamás despega del suelo y la pobre silla queda finita como masa de pizza a la piedra. Entonces tu primo, gordo pero todavía con algo de movilidad, le saca el corcho a la pileta y se empieza a vaciar en el suelo, inundando la cocina y el cuarto de lavar la ropa, mientras el bebé de una prima lejana empieza a llorar desconsoladamente por algo totalmente ajeno al evento principal.
Por fin, tu viejo se despierta entre el alboroto y pide silencio, así que el problema se da por terminado y el tío saca turno desde ahí con un cuñado que es dentista y que se está cagando de risa sentado en una silla de plástico a la que le tiemblan las patas, clavándose la bombilla del mate en el paladar a cada risotada.
Para vos las cosas están fenómenas porque durante las últimas 3 horas lo único que hiciste fue mirarle el ojete a tu otra tía, que es lesbiana, tiene solamente 3 años más que vos y se parte de fuerte.
Capaz que ahora llueva.

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