viernes, 25 de julio de 2008

María Laura funciona a gasoil rebajado para el agro.


Algunos amigos de la vecina y casi nuestra Santa Lucía comentaban hace unos días una noticia alarmante: en uno de tantos eventos para recaudar fondos para escuelas, hospitales y afines, otra vez un ciudadano del gran país del este, o sea, un porteño, se negó enfáticamente a pagar la entrada y se retiró ofendido.
Los diez mangos se extrañarán, pero aún más extraño es que se trataba de una de las vecinas adineradas del pueblo, era María Laura Santillán, la misma que empezó haciendo mamarrachos con Repetto (al menos en TV, claro); luego siguió haciendo papelones en un reality show a lo Ophra y ahora tratan de metérnosla como periodista seria, en el noticiero e informes varios, como la decadencia del cura Grassi y otros informes espantosos en los que el punto de rating hizo olvidar la privacidad de los damnificados de la enorme obra de bien del ejecutante degenerado.
Este acto de cocodilismo bolsillezco abona la idea de los paupérrimos salarios del señor Suar, al que todos llaman para recuperar cartel pero casi nadie, a pesar de lo exitoso de los programas, renueva una telenovela para el año siguiente. O bien la levantan, como harán con POR AMOR A VOS; o bien cambian al 100 por ciento del elenco, como pasó con la novela de las enfermeras del mediodía.

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