sábado, 10 de julio de 2010

9 de julio

Como detrás de todo hay teorías conspirativas, trataré de elaborar una que desembocará como siempre en la culpabilidad de las farmacéuticas.
Cada recordatorio del 8 de julio implica un desayuno bastante duro de pasar y con pedos de regalo: chocolate preparado en barriles para muchso comensales. Rico, sabroso pero pesado como tractor tirado por perros esquimales para el que no acostumbra desayunar eso.
Para colmo al mediodía todo el mundo come ¡Locro! Si ya no te estabas cagabdo encima, ahora vas a repasar la cuenta de la cantidad de azulejos de cada color que hay en la pared de tu baño y hasta cuántos fragmentos de otro tamaño hay en las esquinas. Y cuántos tienen manchas de cagada de moscas porque la espera será tan larga y dolorosa que hasta te vas a poner histérico/a cuando el sudoku sea resuelto en menos de 30 segundos de tanta práctica.
Conclusión: ¿quién se ha beneficiado históricamente con los ataques de hígado del 9 de julio (o de Navidad, Año Nuevo, etc.)? ¿Eh? Uvasal, hepatalgina y todos los fabricantes de digestivos, manga de hijos de p.
O no.

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